"El que no tiene carácter no es un hombre; es una cosa" (Chamford).

La etimología de la palabra carácter viene del griego y significa marca, importante. Es la característica que la vida psíquica reviste en cada sujeto. Más brevemente: la marca moral del individuo.

El carácter es ese conjunto de disposiciones psicológicas mentales. Disposiciones que naturalmente pueden y deben ser modificadas por la educación y la lucha de cada día, y que llegan con la repetición a crear hábitos. Así, ya desde ahora, rebatimos la teoría que asegura que el carácter es innato. El impacto de lo genotípico no es definitivo ni mucho menos; absurda es, pues, la sentencia que afirma que "el hombre se lo encuentra todo en los pañales que lo envuelven cuando se le coloca en la cuna".

Como también es falsa la afirmación de que el carácter es algo completamente adquirido y que la educación, solo ella, es la que crea todas las diferencias [2].