1.4. Visión sistémica de la sustentabilidad.

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El objetivo de este tema es interpretar el desarrollo sustentable desde una visión sistémica, entendiéndolo en un sentido dinámico y evolutivo. Del mismo modo se habla de las propiedades que deben estar presentes. Y por último se indica los factores para garantizar la sustentabilidad ambiental.

El Sentido dinámico y evolutivo

El crecimiento, considerado como el predominio del factor intensivo (cantidad/tiempo) de carácter cuantitativo, se contrapone a la noción de desarrollo, en el que predomina el factor extensivo (difusión) de carácter cualitativo (Hernández Álvarez, 2005).

El desarrollo del sistema hay que entenderlo en un sentido dinámico y evolutivo, propio de la epistemología de la naturaleza y de la complejidad, por el que metafóricamente se puede interpretar como desenvolvimiento, despliegue o revelado, en suma como la forma de hacer visible una imagen latente, siendo así la explicación en suma del proceso natural del modelo moderno de todo sistema complejo. (Bueno Campos, 2005). Se define así como la adquisición de una mayor complejidad y mejores instrumentos especializados para lograr mejor eficiencia. Mediante el desarrollo el objeto o la organización se hace competente para cumplir objetivos más ambiciosos, más sofisticados y numerosos. El desarrollo es así la facultad del sistema para generar una red de constituyentes más compleja, en la cual se definan, diferencien y especialicen las funciones, de un modo más eficaz y eficiente, para la cohesión, la adaptabilidad y la subsistencia del conjunto. Al aplicar esta concepción sistémica al desarrollo económico y social, se considera, que aparte de incluir satisfacciones inmateriales, incluso emocionales, tiene más que ver con la calidad el conjunto de bienes y servicios, considerándose como meta o estado ideal, y también como un proceso dirigido hacia una meta y objetivo.

Propiedades -emergentes-

Para que el sistema funcione como un todo existen propiedades que deben estar presentes. Estas se conocen como propiedades -emergentes- que significan aquellas distintas de las partes que los componen y que solo emergen por la acción del sistema. El desarrollo, al igual que la inteligencia, son considerados propiedades emergentes de sistemas regionales complejos y altamente organizados. El desarrollo no se encuentra en ninguno de los componentes que le dan vida (llámese infraestructura, capital financiero o nivel educacional) Quizás una de las mayores contribuciones y dificultades de la concepción de Desarrollo Sostenible haya sido introducir una visión sistémica y orgánica del mundo en pleno momento de reinado del cartesianismo en las ciencias. El territorio es un espacio de articulación estructurado y sistémico del desarrollo sostenible y de sus componentes: crecimiento económico, equidad y sustentabilidad. (Vergara, 2004)

Asumir el paradigma sostenibilista implicó un cambio de percepción configurándose una concepción correspondiente a un mundo interconectado, un mundo orgánico continuo, fluido, total (Briggs y Peat, 2000) En este nuevo contexto cognitivo puede entenderse el desarrollo territorial como una propiedad emergente de un sistema territorial complejo, altamente sinergizado (Boisier, 2000). El desarrollo sería entonces un fenómeno propio de la simultaneidad y no de la secuencialidad. Si esto es así, no importan tanto los capitales o variables del desarrollo (como el capital social o el capital humano) sino el capital sinergético, articulador de las demás formas de capital, capaz de generar un aumento de la densidad de la sinapsis es decir la transmisión de información entre los componentes sistémicos y la energía del sistema.

Con la comprensión de la estabilidad de los sistemas complejos la sustentabilidad ambiental de los sistemas naturales complejos, gana una nueva dimensión. El esqueleto conceptual establecido por la dinámica de los sistemas complejos abre nuevas perspectivas de actuación y permite comprender que en la naturaleza, la sustentabilidad no es una utopía. La sustentabilidad ambiental no puede ser una utopía porque existe en los sistemas naturales y en nuestro cotidiano. Es el resultado de la tendencia a la auto regulación y a la auto organización, es el producto de la no linealidad y de los procesos de retroalimentación. Exige esfuerzos de mantenimiento, de sinergia, y al mismo tiempo de flexibilidad para adaptarse a las diversas situaciones del momento. Las leyes de la naturaleza son las que rigen la sustentabilidad de los sistemas complejos. De hecho, la sustentabilidad ambiental está al alcance en este mecanismo. (Jair Gómez, 1998).

Los factores de la sustentabilidad ambiental.

Cuando, en los sistemas complejos intervienen las acciones humanas, de lo que se trata es de conscientemente entender los mecanismos de formación de la sustentabilidad ambiental. Los factores para garantizar la sustentabilidad ambiental son los siguientes: reducir la producción de entropía del sistema, reducir los conflictos y los grandes impactos, trabajar con acciones sutiles y con acciones amigables siempre en el sentido de armonizar, crear un eficiente sistema de comunicación y de información reduciendo el número de las variables independientes, contribuir para reducir la complejidad del sistema.

¿Quién puede garantizar la inducción de este proceso?

La respuesta es múltiple, lo que puede variar es el tiempo necesario para constituir una organización que trabaje en el sentido de incorporar sustentabilidad ambiental al proceso de desarrollo. El órgano gestor puede asumir ese papel inductor, trabajando en el sentido de evitar y solucionar los conflictos y de promover esa organización. Para permitir que perduren las intervenciones adecuadas, es necesario dar condiciones de sustentabilidad al sistema, o sea, garantizar la permanencia del sistema en un determinado nivel de estabilidad, establecer un estado de baja producción de entropía, mantener bajo control los eventos y las fluctuaciones que coloquen en riesgo al sistema.


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