3.5. Futuro de la industria nacional

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El no analizar el futuro a largo, plazo, puede resultar demasiado costoso; ya que no puede pronosticarse si no construirse. Con ello nos permite no tener un destino único y una participación tan amplia como sea posible desde diferentes puntos de vista.

Nosotros somos dueños de nuestros actos y no ubica entre el futuro y la prospectiva. La construcción del futuro es un ejercicio difícil. Por lo que es importante tomar decisiones para edificarlo desde ahora. La prospectiva es abstracción para contemplar los pasados, los presentes y los futuros. La voluntad es el motor importante siempre que vaya acompañado de la acción adecuada.

Los deseos y las posibilidades pertenecen a diferentes mundos. Los primeros corresponden a sueños y medios que uno desea. Las segundas están atadas a las leyes naturales y son producto de una combinación de aquellos que podemos controlar y los que las circunstancias nos imponen. Una transición demográfica que crece con menor rapidez que el pasado, abrirá diferentes ventajas de competitividad e incrementando la demanda de oportunidades y servicios.

Una transición económica cambia la relativa importancia de los sectores, se ve obligado a generar productividad y competitividad de las empresas dentro y fuera del país; el estado abre nuevos espacios a la participación de mercados privados.

Una transición política incluye una distribución de poder entre los tres estados federales, en los que las plataformas partidistas son inexistentes. Una transición social se incorporan nuevos prototipos de constitución y modificación de los valores sociales. También incluirá nuevos caminos a explorar en salud y seguridad social.

Es decir, un cambio incluye las interrelaciones viejas nuevas entre todas las transiciones, con efectos de retroalimentación, positiva y negativa. La historia y la prospectiva tienen como objetivo principal entender mejor el presente; pues con las historia se estudia la evolución de los hechos a través del tiempo y la perspectiva trata de predecir el futuro.

Las tendencias que apuntan hacia el siglo XXI son: la expansión de la economía global, la privatización del estado benefactor, el liderazgo femenino, la era biológica, el renacimiento religioso del nuevo milenio y el triunfo individual. En el campo técnico-científico se da el desarrollo e impacto social de la tecnología y la ingeniería genética, así como avances en la tecnología de telecomunicaciones así como su efecto en la economía y su capacidad de competitividad.

En las formas de organización política se enfoca en: disminución del papel del estado, que en algunos estados se recupera la capacidad de polarización, surgimiento y nueva consolidación de nuevas confederaciones de estado, consolidación de nuevos centros de poder, continuación de conflictos sociales, diferencias de interés entre potencias sociales, aparición de nuevas organizaciones internacionales, establecimiento de redes internacionales. En los social la mujer tendrá un papel más importante dentro del proceso de producción y cambios de las formas familiares de organización social.

En la actividad económica un avance hacia la economía individual y de libre mercado para las transferencias con nuevos sistemas de regulación de los mercados regionales y mundiales, consolidación de un sistema monetario electrónico, fusión de grandes multinacionales y el autoempleo. En el aspecto cultural universalización de la lengua inglesa y gestión de nuevas culturas perfectas.

Parece tan lejos el año 2030 para el desarrollo intelectual; pero ya se hace presente en avances como los microprocesadores o las pastillas anticonceptivas. Ante el proceso de la mundialización, las grandes burguesías y las grandes burocracias avanzan gradualmente hacia la internacionalización.

El estado que ha organizado el poder, la producción, el comercio, las finanzas , el arte y los deportes continúan con la distribución y organización del poder en el mundo del futuro de México está en función de la habilidad para usar las estrategias de progreso y no a partir de una economía dual ni fragmentada.


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